Por Natalia Castrejón
Es el único espacio académico de la Facultad que permite a estudiantes publicar y experimentar las labores periodísticas.
Poca participación estudiantil y falta de apoyo económico, problemas que enfrenta la agencia
Carmen Avilés Solís es sinónimo de trabajo, profesionalismo y mucho amor por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo prueban los más de 40 años que lleva siendo profesora en esta institución. Desde el 2000 es la cara visible de Aunam: la Agencia Universitaria de Noticias de la Facultad, en la que estudiantes pueden experimentar la práctica periodística, aunque pocos la aprovechan. A pesar de ello y de que el apoyo económico que recibe el proyecto es prácticamente nulo, Aunam cumple 20 años de existencia.
El nacimiento del milenio
Demasiada teoría y muy poca práctica era una queja recurrente de los alumnos de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la FCPyS a finales de los años 90; Carmen Avilés lo sabía pues trabajaba de cerca con el estudiantado no sólo en las aulas, también en el ámbito administrativo. La combinación de ese conocimiento, la inspiración de otros proyectos académicos, como ARAI, una sala de prensa que impulsaron en los años 70 el maestro Rafael Herrerías y la doctora Lourdes Romero, y el objetivo de profesionalizar a los alumnos, fueron las bases sobre las cuales la docente ideó una agencia de noticias que más adelante y tras un concurso fue bautizada como Aunam.
La agencia nació al inicio del milenio como un proyecto PAPIME (Programa de Apoyo a Proyectos para Innovar y Mejorar la Educación) de la UNAM, con el apoyo de muchas personas, incluidas las profesoras que conformaron el consejo editorial: Ma. de los Ángeles Cruz Alcalde, Paula Guadalupe Guerrero Hernández, Emma Gutiérrez González, Frambel Lizárraga Salas, Ma. de Lourdes Romero Álvarez, Nora Santacruz Chavando y Adriana Solórzano Fuentes.
Con emoción y entusiasmo arrancó este proyecto con el objetivo de dar experiencia a los estudiantes de comunicación, además de ofrecerles la oportunidad de hacerse de un nombre en el ámbito periodístico y de que perdieran el temor a publicar sus creaciones. Así, los alumnos de la FCPyS, interesados en participar voluntariamente, pudieron desempeñarse como reporteros, editores o incluso jefes de sección, según sus aptitudes e intereses. Poco a poco creció la infraestructura de Aunam: televisiones, computadoras, cámara y hasta una antena equiparon la agencia.
Ese último aparato fue proporcionado por Notimex (Agencia de Noticias del Estado Mexicano) con el propósito de que en Aunam se pudiera hacer un monitoreo de los acontecimientos nacionales. Algunos universitarios publicaron en la agencia del Estado, con su crédito visible. Desafortunadamente Aunam no logró cubrir la cantidad de contenido demandada por Notimex y la relación se debilitó hasta prácticamente desaparecer.
Esfuerzo a contracorriente
Para la profesora Avilés mantener con vida a Aunam ha sido una labor muy agotadora pues cada actividad supone desgaste e incluso hay presiones; por eso ha habido altibajos. Por ejemplo, en los inicios hubo críticas respecto a los despachos (contenido periodístico) que estaban creándose, pues estos estaban especializados en la UNAM; los comentarios coincidieron en que esa universidad “no lo es todo”. Con esto en mente la profesora Carmen y su equipo extendieron los alcances de la agencia y fue así como empezaron a cubrirse eventos de otras organizaciones y dependencias públicas.
Aunam fue proyecto PAPIME durante nueve años, pero dejó de serlo porque mantener el nombramiento era “terriblemente desgastante y exigente”, según la docente. Desde entonces, la organización se ha modificado y actualizado: se imprimió por un tiempo un periódico; se editaron libros relacionados con corrección de textos y periodismo; un colaborador hizo el primer sitio web (algo falló y se perdieron ocho años de registro), también se creó el segundo sitio web que sigue vigente y es alimentado constantemente.
Además de las publicaciones en el blog, Aunam tiene presencia en redes sociales y el equipo organiza presentaciones de libros, mesas redondas y conferencias. Satisfacciones ha habido muchas, sobre todo los egresados que hoy se encuentran en los medios y agradecen su paso por Aunam, pero también haber logrado actividades como la charla organizada por la agencia en 2002, en la que participó Ryszard Kapuściński: periodista y escritor polaco, reconocido mundialmente, a quien atrajo, sobre todo, el prestigio de la comunidad universitaria, como a la mayoría de los invitados pues ninguno de ellos cobra.
Ahora, con motivo del cumpleaños 20 de Aunam, se publicará un libro digital de crónicas relacionadas con el contexto ocasionado por la pandemia de COVID-19.
Futuro incierto, deseos de por medio
Como comprometida universitaria, Carmen Avilés Solís tiene la certeza de que Aunam contribuye a la consolidación de la formación académica de los alumnos; por experiencia sabe que algunos redactan con mayor esmero e incluso se les han abierto, con mayor facilidad, las puertas en algunos medios de comunicación. A pesar de que cada vez hay menos participación estudiantil y que hay apatía por parte de docentes para colaborar con la agencia, la profesora y su equipo se esfuerzan por destacar las bondades del proyecto.
Aunam es el resultado del trabajo de muchas personas en distintos momentos, pero Carmen Avilés destaca la participación del maestro, periodista y escritor Pablo David Saldaña Amador, el actual jefe de información. Lo considera su brazo derecho (e izquierdo): él fue parte de las primeras generaciones que practicó en Aunam y ha apoyado e innovado. La directora del semillero de periodistas considera a Saldaña Amador el sucesor idóneo cuando ella decida retirarse.
Por ahora no hay certeza de que la nueva dirección de la FCPyS, encabezada por la doctora Carola García, apoye a Aunam: el equipo estará a la expectativa. Esta agencia es la suma de dos décadas de esfuerzos a contracorriente y Carmen Avilés Solís desea que siga avanzando aunque ella ya no esté en ese sitio al que, reconoce, se volvió adicta: la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
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