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Sandro Cohen, el poeta que llevó su máquina de escribir a una boda

La académica y escritora Lucía Rivadeneyra habla sobre el legado del autor de “Redacción sin dolor” con quien tuvo una amistad de 40 años.


José Luis Ruperto


Cohen y su huella


Lucía Rivadeneyra es docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) pero también fue amiga cercana del recién fallecido escritor, editor y académico Sandro Cohen, quien, afirma, dejó al menos un doble legado, como académico en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y como un imprescindible autor contemporáneo.


Porque Cohen, dice tras un prolongado suspiro, permeó en la vida de varias generaciones. “Yo creo que tiene dos vertientes como académico: una la hizo de manera formal, como profesor de la UAM Azcapotzalco alrededor de 40 años, 40 años de docencia nos dicen mucho, son varias generaciones”.


Además, señala complacida, “deja otro legado importantísimo a través de todos los talleres literarios que dio (que fueron también decenas), formación de becarios, formación de poetas, de ensayistas, incluso yo sé que tenía alguna relación con muchos traductores y que también era un gran traductor de español a inglés, de inglés a español”.


La también poeta recuerda que existía un gran público que no sabía redactar, tanto dentro como fuera de la Universidad y ante ese escenario es que Cohen decidió sacar su libro más emblemático, al que tituló Redacción sin dolor, que es por el que se le va a recordar siempre, pues desde el título fue una obra que gustó mucho, ella incluso conserva la primera edición que fue publicada en 1994.


Fue a través de sus diferentes publicaciones que el escritor originario de Newark, Nueva Jersey, también se convirtió de manera indirecta en el profesor de miles de alumnos más. Por otro lado, Sandro Cohen logró hacer escuela como editor, poeta, ensayista y narrador.



Rivadeneyra conoció a su amigo cuando eran jóvenes, por ello le ha pesado su partida y comenta: “Podría decir también que hay una gran enseñanza de amistad, creo que Sandro Cohen es de las personas más honestas que yo he conocido”.


Otros de los rasgos por los que es recordado el escritor son su generosidad y que siempre era muy directo en su forma de hablar.


En el ámbito profesional, Lucía publicó su tercer poemario Robo Calificado en la Editorial Colibrí, que fue fundada por Cohen. Aquel poemario (que ya había sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta), originalmente se iba a llamar Vagabundeos, pero se llegó al acuerdo de nombrarlo Robo Calificado que, de hecho, es un apartado de la misma obra.


Un referente de disciplina


Profesionalmente, Rivadeneyra recuerda a Sandro Cohen como un hombre de una disciplina brutal. Él se levantaba prácticamente a horas de la madrugada para salir a andar en bicicleta, además corría maratones. “Ahora más que nunca, cuando divague, cuando vagabundee lo voy a tener presente, está muy dentro del corazón Sandro”, asegura la poeta.


Hubo un hecho muy curioso que recuerda Lucía y con el que constató lo impresionante que era la disciplina de Cohen: Hace 40 años (de hecho cuando conoció a Cohen) Rivadeneyra iba con su amiga Josefina Estrada (esposa de Cohen) a la boda de una amiga de la Facultad, se les sumó Sandro. La académica cuenta que manejó tan rápido que se perdieron y llegaron tarde al festejo y Sandro se molestó con ella por no haber puesto más atención al camino (aunque después hicieron las paces).


Finalmente no fue algo muy grave, pero lo que más llamó la atención de Rivadeneyra y que no olvida a la fecha es que Sandro llevaba su máquina de escribir a todas partes, porque él no podía dejarla. “Esa anécdota me conmueve profundamente”, dice la catedrática de la UNAM, quien con el tiempo logró forjar una amistad fuerte, incluso en un libro de entrevistas que Ricardo Venegas le hizo a muchos poetas nacidos en los años cincuenta y a Lucía le conmovió mucho cuando le preguntaron a Sandro, a quién podía mencionar entre sus amigos, “me mencionó a mí y yo, así, como ¡ay que maravilla¡”, recuerda entusiasmada.



Este año los amigos no pudieron convivir, el año pasado se comunicaron dos veces por teléfono y una vez desayunaron juntos, “él dijo nos vemos pronto, pero el pronto es la vida y la vida con una pandemia, no nos lo esperábamos absolutamente nadie. Entonces, bueno, los resultados ya los conocemos, así que, lo que yo voy a recordar siempre su disciplina, su compromiso, su honestidad, su generosidad y su amistad que daba incondicionalmente”, reflexiona Lucía.


Cohen para las y los universitarios


Para los universitarios que busquen conocer la obra de Cohen, Lucía recomienda (de ser posible encontrar el libro) la poesía reunida de Sandro Chen, que editó Jitanjáfora Morelia. La invitación es a leer a Cohen como creador y poeta. Para la académica un gran texto es el de Los Cuerpos de la Furia, publicado por Katún, una editorial que, de hecho, ya no existe.


“Me ha sorprendido gratamente la respuesta de miles de personas respecto a la sorpresa, el dolor y la impotencia de que ya no esté con nosotros (Cohen), pero bueno, a veces así es la vida”, lamentó Rivadeneyra.



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